domingo, 22 de febrero de 2015

El Amor de una buena Mujer

Posted: 14 Feb 2015 08:07 AM PST

Por: Marina Morelli Núñez

A la mirada del sistema, nuestro amor de buena mujer, debe ir acompasado a la enseñanza de una cultura hegemónica que nos etiqueta, adjudicando roles, títulos y precio.

Si la humana decide vivir su sexualidad plenamente y no como mera servidora, no escapará a ser etiquetada de puta. Aunque en esta sociedad, putas siempre somos todas en algún momento de nuestras vidas. Si regresamos tarde, la pollera es corta, el divorcio es la salida, el pantalón muy justo, te emborrachaste, te fuiste a vivir sola, cambiaste de trabajo, pariste sin marido, te gusta bailar,  en fin... siempre habrá un macho padre, jefe, hermano, profesor, cónyuge o vecino por ahí, dispuesto a decir de vos, que sos tremenda puta. 

Si cumpliste cuarenta años y te atreviste a desobedecer el mandato matrimonial, seguramente seas para tu barrio, la solterona o la lesbiana.  Si tomaste la decisión de no ser madre, caerán sobre tu existencia las peores maldiciones, y seguramente la etiqueta de frustrada, sea la mas utilizada contigo.  Yo tengo algunas amigas de éstas últimas, con capacidad de oponerse a la finalidad reproductora que se espera de los seres venidos al mundo con cuerpo de mujer y que de frustradas -está de más decirlo- no tienen ni un pelo.

Cuando la decisión de las mujeres es amar a alguien de su mismo sexo, toda la tolerancia discursiva de la sociedad se convierte en la violencia mas cruda que resiste la cotidianeidad.

Si las mujeres amamos a un hombre, al menos ocho años menor que nosotras, el patriarcado se encarga de denominarnos `cougar`, aunque esa diferencia de edad invertida, haya sido desde antaño festejada al macho. Incluso nos caracterizan mas allá de las etiquetas y en tanto ellos son los piolas, nosotras por arte de magia somos unas verdaderas degeneradas. 

Vivir buscando la aprobación del sistema,  puede colocar a la sujeta en una situación de comodidad y tranquilidad, pero suele significar a las mujeres una resignación a muchas de sus expectativas, de sus sueños y una condena a la prostitución de lo mas intimo de su sentir y dignidad. 

Y cuando me refiero a la prostitución lo hago con una connotación negativa,  e incluyo a todas esas damas, señoras y esposas, sin cuestionamientos de moral patriarcal, que son capaces de sacrificar su propia dignidad de ser mujer por unas vacaciones en el extranjero, vivienda, chequera y horas de shopping.

Son quizá demasiadas ya, las que se abocan a cumplir con todos y  cada uno de los mandatos, y dejan transcurrir las horas, los días y hasta la vida misma, sin correr el riesgo que implica amar y vivir. Que acaso, pueden ser la misma cosa.

Si todo ello ¿acontece bajo la mirada juzgadora del macho?, yo no tengo dudas. Al igual que el sistema, los hombres prefieren a las princesitas que les combinan, las que no suben el tono de voz, con quienes pueden construir lo aceptable, imponer los silencios, ejecutar las prácticas sexuales que les complazcan a ellos y hacerles sentir el príncipe azul salvador. Definitivamente el sistema tiene sus fieles defensores, aún en aquellos hombres que se presenten con un discurso anti-sistema.

A ellas les diría " te hace falta vida", y a ellos " te hace falta una mujer en lugar de mil princesas".

El rol de la princesita de cuento, la madre sacrificada, la esposa o noviecita dócil  siempre dispuesta, debería vomitarse  como en la foto que inspira estas lineas. Esos corazoncitos, no son más que un simbología de las  diversas formas de "amor aceptable" que el sistema comercia y al que obviamente le adjudica un valor de mercado.

Entonces, no hay duda que cumplir con los mandatos,  te implicará dejar de ser mujer y asumirte cosificada con rol, etiqueta y precio. Hay un grafitti estampado en alguna pared de no recuerdo dónde, que dice algo así como "ni la ley ni el sistema me dirán como amarte", y creo que por ese lado puede existir una beta distinta que te implique un amor insumiso nacido de nuestra identidad asumida de mujeres. Un amor que contemple la rebeldía contra el sistema, que te lleve al paisaje donde vos quieras estar y que marque tu sonrisa como si fuera una premisa incuestionable.

El "amor de una buena mujer", admite pues, varias interpretaciones, dependiendo de la moral patriarcal imperante o de tu visión de la vida, la que podrá o no coincidir con lo primero.

Para mí es exactamente lo antagónico a las exigencias del sistema, pero reconozco que resta demasiado todavía por deconstruir. Por qué  la "buena mujer" es la que se hace  con el devenir del tiempo y de la vida y no está asegurado que se asuma como tal, por el solo hecho de haber nacido con vagina. Y justamente por eso, hoy les recuerdo a todas que hay otras maneras de ser, alejada de la normatividad patriarcal y seria muy útil para la transformación que las mujeres aprendiéramos a cagarnos encima de todas las etiquetas.

Si te viene la inspiración y en una de esas se te antoja vivir disfuncionalmente a la moral imperante y expectativas de los otros, te diría que es un lindo día para mandar a la mierda a todos los corazoncitos y vomitarlos con ganas en cualquier esquina.

¡Ni vos, ni tu amor son mercancía !. 

2 comentarios:

  1. es toda una hazaña para muchas de nosotras romper con lo instituido pero vale la pena cambiar lo seguro´lo cómodo por la autenticidad de ser como queremos ! arriba compañeras! Ser instituyentes es la consigna!

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