sábado, 29 de septiembre de 2012

Proclama de la Marcha por la Diversidad 2012



Proclama - Marcha por la Diversidad 2012

Somos distintos, sí. Somos ateas y somos creyentes, frentistas, colorados, blancos e independientes, afrodescendientes, altos, bajas, con discapacidades, lindas, lindos y elegantes, jóvenes y no tanto, solteras, casados… y a muchas y muchos NO nos dejan casar…¡todavía!

Somos múltiples en nuestra diversidad, y esa diversidad nos hace bien. Estamos aquí porque creemos en un mundo mejor, ¡y para eso vinimos a reclamar, a celebrar y agitar, como todos los años!

¡Vinimos a reclamar porque este fue un año horrible! Tristísimo. Siete mujeres trans fueron asesinadas desde que empezó el año. Entre la marcha pasada y esta, faltan siete voces. Y nos duele que sólo una de esas siete muertes se haya esclarecido. A pesar de nuestras gestiones y manifestaciones, las autoridades siguen sin investigar estos asesinatos. Y nos duele que muchos medios de comunicación, con Canal 4 a la cabeza, no respetaran la identidad de género de estas siete compañeras, incluso en la muerte. ¡No más transfobia!

La población trans es, sin duda, la más golpeada y la más expulsada por nuestra sociedad. No nos cansamos de exigirlo, cada año: ¡oportunidades laborales y educativas para la población trans! El Estado debe dar el ejemplo y aplicar una cuota de puestos para quienes sufrieron la exclusión de sus familias y del sistema educativo. No podemos esperar más.

Las personas trans no sufrimos de disforia ni de trastornos de identidad de género simplemente por expresar nuestra identidad. Esas categorías deben ser retiradas de los manuales internacionales de diagnóstico. Exigimos el libre acceso a los tratamientos hormonales y a las cirugías de reasignación de sexo sin tutelas psiquiátricas, así como la cobertura pública de la atención sanitaria específica para las personas trans.

Tampoco es admisible que las personas que vivimos con VIH no podamos acceder a los medicamentos que necesitamos, sin excepciones, o que a los hombres homosexuales o bisexuales se nos prohíba donar sangre. ¡No existen grupos de riesgo sino prácticas de riesgo! El Ministerio de Salud Pública debe ponerle fin a esta flagrante discriminación de una vez por todas.

También debemos recordar que somos el país con menos jóvenes de América, pero con mayor proporción de jóvenes presos. No podemos borrar las consecuencias de nuestro sistema consumista y excluyente con una mayor estigmatización de la juventud. En la crisis del 2002, la mitad de los niños nacían pobres. Y desde entonces la desigualdad aumentó. ¡En vez de solucionar el problema, queremos encerrar a los jóvenes!


Y hay que agitar bien fuerte porque en esta marcha faltan mujeres, las mujeres asesinadas por la violencia de género y las que murieron por practicarse un aborto de forma insegura. ¿Hasta cuándo tendremos que sufrir estas muertes?

Es imprescindible pasar de las palabras a los hechos en la ampliación e implementación real de los derechos de las mujeres, para que no suframos más violencia en nuestras casas y en nuestras camas, para que cese la invisibilidad de las lesbianas y de nuestras formas de ser y de amar en todos los ámbitos: en la familia, en el trabajo y en la calle.

Y hoy, en el día de lucha por el aborto legal en toda América Latina, reclamamos una vez más, y un año más, que se reconozca el pleno derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras vidas, sobre nuestras maternidades y paternidades

Cada segundo que pasa sin que el aborto sea reconocido como derecho de la mujer a la salud y a la libertad, nuestro país se coloca del lado de los fundamentalistas religiosos que imponen su moral.

¡Y es imprescindible una ley de medios que permita el acceso justo y equitativo, de todos los sectores de la sociedad, a los medios de comunicación! Los medios deben ser el vehículo para la expresión real de todos los uruguayos y uruguayas, y no solo de un puñado de poderosos, que lucran mostrando una faceta parcial y prejuiciosa de nuestra realidad. Queremos un defensor de audiencias que reciba nuestros reclamos y establezca penas para quienes discriminen, como pasó cuando Canal 4 (des)informó sobre los asesinatos de nuestras compañeras trans.

¡Y es urgente una reforma de la política de drogas que termine con la penalización y el prohibicionismo! ¿Sabían que casi la mitad de los detenidos por drogas tenía menos de 10 porros? El Parlamento debe aprobar la ley que despenaliza el autocultivo de marihuana, y regular la distribución. No puede quedar, otra vez, a medio camino. ¡Y, por favor, que no se hable más de internaciones compulsivas! Es una visión represiva, policial y obsoleta a nivel internacional.

También reclamamos por una inmediata reglamentación de la ley de protección integral a las personas con discapacidades, ¡cuyos derechos siguen siendo vulnerados insistentemente desde hace décadas!

Pero hoy también vinimos a celebrar. Porque hace 20 años que nos movilizamos por un país más justo. Y hoy somos quinientas veces más. ¡Una ola contra el muro del Uruguay conservador! Y el tiempo nos está dando la razón. Porque tenemos muchos motivos para celebrar.

Por primera vez, el Ministerio de Desarrollo Social incluyó la categoría “trans” en sus formularios de acceso a beneficios sociales, otorga la tarjeta alimentaria a las personas trans y está capacitando a más de 300 funcionarios en temas de diversidad sexual. Ojalá estas buenas prácticas se repliquen en todos los ministerios y ámbitos del Estado.

Y vinimos a celebrar la reacción en contra de las declaraciones homófobas de quien iba a ser rectora de la Universidad de Montevideo. Las cosas cambian y hoy ya no queda lugar en el Uruguay para quienes discriminan. Hay que agradecerle a Mercedes Rovira la hermosa idea que nos dio para el afiche de la marcha de este año: ¡el trébol anómalo!

Y celebramos la primera policlínica libre de homofobia, el Centro de Salud de Ciudad Vieja. Todo el personal–médico, de enfermería, administrativo, de mantenimiento- fue capacitado para atender a los y las pacientes sin invisibilizar su orientación sexual o identidad de género. ¡Ojalá que se repita en todo el país!

Y también celebramos que, 170 años después de la abolición de la esclavitud, se está discutiendo la primera medida que intenta reparar el racismo y la discriminación histórica que perpetuó la desigualdad de muchos uruguayos y uruguayas: el proyecto de ley de acciones afirmativas que apunta a garantizar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales en el ámbito laboral y educativo a los y las afrodescendientes, incorporando una cuota de 8% de vacantes en las empresas públicas. ¡Que se apruebe esta justa ley ya!

Festejamos que –¡por fin!- la justicia empieza a estar de nuestro lado: nos dio la razón en una demanda contra el boliche Tres Perros y también reconoció el matrimonio de dos hombres, uno de ellos uruguayo, casados en España. ¡Arriba Fernando Frontán y la abogada Michelle Suárez, los valientes que se atrevieron a enfrentar a la homofobia con la ley!

Luchar contra la penalización de la pobreza, de la juventud, contra la desigualdad de oportunidades, a favor de la libertad, nos opone, nos enfrenta, a un Uruguay conservador, rancio, triste, paranoico y delirante. Un Uruguay conservador, ¡que se opone a que me pueda casar con quien quiero! ¡Que no nos deja!

Pero ahora se aproxima una revolución. ¡Una revolución que se llama matrimonio igualitario! Y vamos a festejar como nos merecemos porque el Parlamento discutirá pronto y aprobará, con toda seguridad, este proyecto de ley que reconoce la igualdad de todas y todos!

Y en el futuro, cuando el matrimonio igualitario ya esté instalado en el Uruguay, la gente recordará con indignación la época en que éramos discriminados por nuestra orientación sexual o identidad de género. Porque esta ley también ayudará a que nadie sienta vergüenza de salir a la calle de la mano o de besarse por ahí. Porque el matrimonio igualitario será una ficha de dominó más que derribará prejuicios y ayudará a que las futuras generaciones sean educadas para celebrar la rica diversidad de los seres humanos.

Por todo esto decimos:

DE LAS PALABRAS A LOS HECHOS,
LIBRES E IGUALES EN DIGNIDAD Y DERECHOS

¡Viva la igualdad!

¡Viva el amor!

¡Viva la libertad!

¡Viva la diversidad!

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