jueves, 12 de julio de 2012

¿Visible o invisible? Las piñas y los besos. A propósito de la Chuponeada Masiva 2012


¿Visible o invisible? Las piñas y los besos

de Sol Bauzá




 ·


A propósito de la Chuponeada Masiva 2012

¿Qué es la Chuponeada Masiva?

Hasta donde sé (y salvo que sea una maniobra tenebrosa de algún laboratorio fabricante de Virumerz para desparramar una nueva cepa de herpex simplex y luego vendernos otra de esas cremas carísimas), una convocatoria pública a besarse públicamente de manera simbólica o literal, para manifestarse en contra de cualquier tipo de violencia y discriminación, sin distinción de género, no necesariamente promiscua o guaranga, que incluye como emisores y receptores a adultos, jóvenes o mayores a quienes se desea transmitir un mensaje y formular una invitación a participar.
Besándose, o no. Asistiendo como protagonista o espectador activo, participando, en la acción y/o el discurso, de manera física o virtual, como puede ser interactuar y darle respaldo a la iniciativa en las redes sociales.

¿Cuándo y dónde se realizará?
El viernes 13 de julio, a las 19 horas en la Plaza Líber Seregni

¿Por qué se llama así, es parte de un movimiento gay, es en joda?
Quizá partiendo de un espíritu irreverente o juguetón, la movida se bautizó con una denominación conscientemente provocativa y aparentemente contradictoria.
“Chupón” y “chuponear” son términos muy uruguayos, asociados a la adolescencia, que unen a generaciones y despierta algo como una nostalgia o apego al aspecto fresco y juguetón del beso

"Chuponeada" es una expresión popular y poco ortodoxa para denominar el acto de dar y recibir besos en la boca, asociada a la pasión, el amor o el desenfreno erótico, y al conectarla con la palabra “masiva”, creo que quiso provocar desde el título con una connotación de tensión de opuestos en relación a la acción de besar, tradicionalmente asociada a un acto de carácter íntimo, no público. Algo como oponer "adolescentes transgresores" a un tribunal de "adultos dotados de autoridad".

Al tratarse de una convocatoria pública que clama por derechos humanos, su ejercicio y su respeto,considero que el objetivo y el medio se unen sobre la base de una reflexión profunda y nada frívola, que se dirige a una comunidad a la que se apuesta a atraer para hacer partícipe de una toma de partido por un conjunto de valores que en definitiva no son patrimonio de esos "sdolescentes transgresores pícaros que se quieren besar", sin el consentimiento de los "adultos-autoridades represoras", sino a la sociedad en su conjunto.
El mensaje es sin embargo maduro, y para nada apolítico (a partidario es otra cosa): "no a la discriminación, no a la intolerancia y exclusión, sí a la aceptación de la diversidad, sí al respeto".

Y eso, aunque el nombre choque o despierte risas, empáticas, críticas o burlonas, provoca en un sentido para nada frívolo, vacuo o pueril que llama a la reflexión sobre un asunto serio y de interés público.

¿Quiénes la organizan?
Parte de quienes convocaron a la primera experiencia en 2011, algunas cabezas visibles son artistas, dramaturgos, músicos, o gestores culturales independientes, ocasional o permanentemente vinculados al Ministerio de Educación y Cultura, o unidades autónomas de producción de eventos artísticos y culturales.

¿Cómo surgió?
La primer 'Chuponeada Masiva' se hizo en julio de 2011, como reacción de repudio a la discriminación que experimentó una pareja homosexual en un boliche, Viejo Barreiro, del que fue expulsado tras besarse.

Los propietarios argumentaron que la casa “se reservaba el derecho de admisión” y que los chicos se habían comportado en lel lugar de manera que “incomodaba a otros clientes” y resultaba “inconveniente”, por lo que les solicitaron retirarse.

Los protagonistas del incidente interpretaron que los echaron, por discriminar su opción homosexual, y les impidieron ejercer sus derechos a ejercer su opción y expresarse públicamente como pareja, y divertirse.

El episodio tiene réplicas como la que viven clientes mulatos o afrouruguayos que también son excluidos o expulsados de locales públicos (ver otros enlaces en esta página a nota de César Bianchi), y confronta dos visiones: la ley, que sanciona cualquier tipo de discriminación por raza, credo u opción sexual, y la libertad y prerrogativa que tiene un empresario privado de abrir o cerrarle las puertas de su emprendimiento comercial a quien se le cante y elegir su público consumidor.

¿Cuál fue el balance de la edición 2011?

Más de 5 mil usuarios de FaceBook confirmaron su asistencia a la manifestación a través de sus cuentas, lo que cabe interpretar hoy día y de acuerdo a las tendencias de comportamiento como una aprobación en muchos casos, antes que una voluntad o compromiso de asistir en los hechos.

La presencia física en la marcha fue de (discutiblemente) menos de 200 personas, cosa que incluso ocasionó cierta burla o descalificación en las propias redes sociales, donde detractores la interpretaron como un “fiasco” y sentenciaron que "hubo mucho ruido y pocas nueces”.

Sin embargo, la 'Chuponeada Masiva 201'1 tuvo como característica ser una manifestación pública y notoria de un sentir popular y crítico frente a hechos íntimos que a la vez que cobraron repercusión pública.

Participaron con su adhesión miles de uruguayos, y se hizo eco la prensa con un lugar en la agenda setting de medios de comunicación masivos que resultó inédito, pues la convocatoria no partió ni se vió solo reflejada en los habituales órganos alternativos tradicionalmente alineados a grupos y colectividades que luchan por los derechos de gays, lesbianas o transexuales, sino que formaron parte de las noticias del día de canales de televisión abiertos, radios públicas y diarios de circulación masiva.

¿Es este texto un manifiesto de la 'Chuponeada Masiva 2012'?
No. Escribo de forma independiente, espontánea, en tónica de crónica periodística o artículo editorial. Impulsada por mi sentir.Me hieren, conduele e indignan expresiones de discriminación. Como los casos de  boliches que expulsan ciudadanos pacíficos y de bien, o que al menos en ese momento y dentro de esas instalaciones no están haciendo el mal, porque son  negros o gays, y los humillan, y los ofenden. Creo que eso expresa intolerancia, involución como sociedad democrática y sencillamente no puede ocurrir ante la indiferencia de la comunidad. Aunque sea (técnicamente) legal.

La violencia embebe, dispara y tiñe y contagia y genera escalada y acostumbramiento social y creo nos estamos anestesiando como colectividad.

No sé si sirva o no besarse públicamente o convocar a hacerlo colectivamente, o expresar la intención o apoyo simbólico con un "asistiré", un click, un "Sí" público a una causa, una razón, una emoción, una aspiración como esta.
No lo sé, no me consta. Pero creo que es posible.

Y hasta me parece sano y válido y diferente que se hable durante unos días de besos –y de lo que hay tras estos besos-,  en medio de piñas de todo tipo, policiales, campañas políticas, debacles, quiebras, 900 trabajadores que se quedaron sin fuente de trabajo y miles de uruguayos se quedaron sin vacaciones porque a los 76 años la aerolínea nacional dejó de volar. Entreo otras piñas.

Mi sensibilidad y mi consciencia se sacuden ante muchas otras expresiones de violencia que afligen a mi comunidad, mi gente.

No solo asesinatos y asaltos y robos, y casos que generan sanción social, además de policial, ante los cuales es imposible no adherirse al consenso de que “están mal”.
Siento que que la sanción social se va automatizando y quedando en el bamboleo de cabeza del ciudadano con los ojos fijos en la pantalla del televisor con el charco de sangre que enuncia un "¡qué barbaridad!” mientras mastica el almuerzo y al minuto siguiente quizá agrede al vecino tirándole una cáscara de banana en el portal, a dos metros de una volqueta, con total impunidad, o se pelea hasta el insulto en el ómnibus o la cola de un Abitab por un lugar, o postea una agresión gratuita a propósito de un partido de fútbol, política, o la discrepancia que sea.

Me duele, conduele e indigna la violencia que parece teñir cada vez más el clima, las relaciones y vínculos interpersonales y comunitarios desde una raíz de intolerancia que parece diluirse en un mar de anonimato y descaro, y que, como oportunamente expresé, incluye y toma como plataforma en una enorme medida las redes sociales.
Y ese es todo un tema.

Twitter o Facebook- en su esencia tan llenas de potencial y libertades que podrían destinarse para un uso positivo, constructivo, o como mínimo tolerante, son plataformas de las que de un tiempo a esta parte se empezó a abusar, parapetándose en muchos casos en la impunidad que da el hecho de que una cuenta no sea “oficial”, o que no corresponda a la identidad personal o pública de un individuo o institución, para hostilizar, agredir, faltar el respeto, descalificar, y en definitiva destruir, no solo en sus (posibles) argumentos en torno a un debate, sino en su reputación y consideración como prójimo, al otro.

Esto le sucede a gente común, "ciudadanos de a pie" (como decía 'Angel María Luna), o figuras más o menos "públicas" -artistas, comunicadores, políticos- a quienes se les “pegan piñas” en una red social cayendo en los agravios más improdecentes. Y que son mucho menos libres -aunque no lo parezca- para defenderse, repeler, o devolver esas piñas.

Y no hay que ir a la cuenta más virulenta del Río de la PLata, la de Andrés Calamaro, donde 'aborto virgen' es el insulto más suave. Piñas como "Gordo trolo”, “pituca castrada” o “facha y puta”, son agravios que de escupen por acá nomás, sin razón de ser, con impunidad.

Entre gente que ni siquiera se conoce.
NI siquiera considero que cuando las figuras son 'públicas' (es decir, viven de su vínculo con auditorios, comunican, exponen su trabajo, arte o ideas), tengan la obligación de lidiar con el irrespeto, la agresividad, y ni siquiera -si no es a propósito de sus manifestaciones, arte, ideas y siempre con altura-, con masas anónimas o 'de a pie' en las redes sociales, cuando muchas veces es un enrosque inconducente, fútil, un ping pong de piñas por reflejo donde hasta se olvida de qué se está discutiendo, porque se está simplemente dejando salir odio, envidia, neurosis, toxinas emocionales como le llaman algunos.

Mucho menos, considero, tienen por qué verse encerrados en el indeseable callejón de una falsa dicotomía:
1) responder, y “entrar” en el juego, el “bardo” etc rebajándose a confrontar con una masa que muchas veces no da la cara o no tiene nada que perder si cae en el agravio, o
2) “quedarse en el molde” y aguantarse las más gratuitas, soeces o difamatorias alusiones públicas atados de mano, hasta por miedo a que su reacción sea mal vista por quienes definen sus propias fuentes laborales.

¿Qué tiene esto que ver con la 'Chuponeada Masiva?
Creo que mucho. Así como hay fanáticos defensores de los animalitos que se enternecen con el caballo esclavizado pero prácticamente no reparan en el gurí que va arriba del carrito buscando ganarse un mendrugo de una volqueta, o en el motociclista atropellado por ese mismo caballo desbocado, creo que hay quienes no se percatan que las piñas pueden formar parte de su propia dinámica de relacionamiento cuando creen ser más libres.

Acá.
Donde nadie nos controla.

Donde es posible darle un click a "algo que suena jodón y divertido" como la Chuponeada Masiva, ir a dar y recibir algunos besos -chupones-, y creerse muy cool, militante, y lleno de amor por la tolerancia y la diversidad y "el otro, el diferente", sin reparar en que somos tan libres como responsables, tanto de las piñas como de los besos que nos propinemos unos a otros.

Ojalá esto no se quede en mil o 5 o 7 mil clicks.

Es una movida a la que me adhiero, una iniciativa que vale la pena llame la atención, sorprenda, y hasta en parte malinterprete o confunda un poco en su esencia y alcances.
Pero al menos tengo esperanza se atiendan sus características y sus motivaciones despierten interés, reacciones y reflexiones.

Por eso me propongo asistir.
Y por eso quería compartir estas líneas.

Sol Bauzá
Artista, comunicadora, heterosexual, militante activa y reflexiva por la tolerancia y equidad, el respeto y la alegría.

Julio de 2012

El beso (1907), Gustav Klimt

No hay comentarios:

Publicar un comentario